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Melania Brescia |
éramos dos en esta tierra ahí solos
he apretado un cinturón de palabras alrededor de mi cintura
he recubierto con un sudario la ilusión de los espejos
he cultivado el silencio como una planta rara
destello tras destello he descifrado la noche
la muerte un tiempo me ha cortejado
he buscado en el sol la dirección del sol
me he acostado en mi tumba y me he levantado
me he extraviado luego reencontrado de un génesis al otro
te he esperado sin esperarte
hasta que te hicieras poema
he mezclado la carne con la arcilla y la luz
he mezclado el soplo con lo que ya era soplo
he habitado la casa caliente con tu voz
he hecho nacer los recuerdos que no fueron vividos
he ocultado mi amor bajo los pudores de la sombra
me he preguntado cómo decirlo antes de decirlo
y por qué no lo decía
he dicho que era hora de que fuera hacia ti
me he arrastrado hasta tus labios sobre una cama de zarzas
he creído que lo que nos unía
era lo que nos asemejaba
me he buscado en ti un país una lengua
alejándome del sueño me he acercado
he obscurecido páginas con la noche del poema
el pájaro negro del silencio las ajaba una a una
ignoro aún qué lengua me habla y me absuelve
he tomado un sendero de luz que lleva al horizonte
mi país: un aroma de adioses cosechados al filo del tiempo
he desenredado sus orillas como una trenza de alfa
he encontrado un nombre para lo que queda de la infancia
para florecer entre tus brazos
he arrojado las tormentas del recuerdo a un pozo
he dibujado mi amor a la creta sobre una muralla de agua
nada perdura en la memoria de los hombres
andaba en mí y lejos de mí
una sombra a veces se plegaba a mi sombra
en cada partida cortaba un lazo
liberaba el pájaro de fuego de las cenizas de la memoria
andaba en ti y lejos de ti
Amina Saïd, extracto de «Seuil 4: Sentier de lumière» en La Douleur des seuils (2002: 88-89)
Traducción de Víctor Bermúdez
Original aquí.