Philippe Jaccottet

Philippe Jaccottet. Moudon, Suiza, 1930.

Una enérgica labor de traducción ha caracterizado el quehacer literario de Jaccottet. Goethe, Hölderlin, Leopardi, Rilke, Thomas Mann, Giuseppe Ungaretti, con este último lo unió una profunda amistad. Con todo, se diría que la suya es una voz discreta, alejada en cierta medida del mundo literario. Jaccottet necesita el espacio. El Gran premio Nacional de poesía, el Premio nacional de Traducción o el Premio Goncourt de poesía son sólo algunos de los reconocimientos a su obra.
El paisaje multiplica sus dimensiones en los versos de Philippe Jaccottet. Su mirada interroga la realidad hasta el punto de desestabilizarla. Y en ese desajuste habita el hombre que la nombra: A veces mirada y mundo se difuminan. Jaccottet talla en las apariencias una forma de armonía que a veces lo conecta con corrientes orientalistas. La tensión entre lo visible y lo oculto articula los paisajes de plenitud y de segmentación que tanto le interesan. Hay en su escritura un ímpetu por el misterio delicado, lo invisible se yuxtapone a lo visible y a todo parece regirlo una forma de ética del humano-en-el-mundo. Poesía-energía, se diría, donde se extrae la obscuridad de la luz y se inyecta en la palabra.
Grignan, 1961

[Nubes de noviembre]

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Zheng Chongbin

Nubes de noviembre, bandas de pájaros sombríos que arrastráis

y dejáis en montañas tras vosotros un poco

de las plumas blancas de vuestros vientres,

alargados espejos de veredas desiertas, de las fosas,

tierra cada vez más visible y grande, cae

y ya cuna de hierbas,

el secreto que os ata

¿sucederá que dejemos de escucharlo un día?

Escucha, escucha mejor, detrás de

todos los muros, a través del estruendo creciente

que hay en ti y fuera de ti,

escucha… Y recoge en el agua invisible

donde quizás beban todavía invisibles bestias

detrás de otras, desde siempre, que han venido,

silenciosas, blancas, lentas, al ocaso

(obedientes desde el alba al sol sobre el gran prado),

para beber a lengüetazos esta luz que no apaga la noche

que de sombra se cubre solamente, apenas,

como se cubren los rebaños con un manto de sueño.

(577-578)

 

Philippe Jaccottet, À la lumière d’hiver (1977) en Œuvres.

Traducción de Víctor Bermúdez

Original aquí.

[Entre la más lejana estrella y nosotros]

Spencer Finch
Entre la más lejana estrella y nosotros,
la distancia, inimaginable, permanece aún
como una línea, un lazo, un camino.
Si hay lugar fuera de toda distancia
debería ser ahí que se perdiese:
no más lejos que toda estrella, ni menos
         lejos,
sino ya casi en otro espacio,
afuera, expulsado de las medidas.
Nuestro metro, de ahí hasta nosotros, ya no valía:
tanto, como una cuchilla, el corte en la rodilla.
(224)
 
[90 no son nada]
Philippe Jaccottet, de Leçons (1971)
Traducción de Víctor Bermúdez.
Original aquí.

[Un sencillo soplo, un ligero nudo del aire]

Spencer Finch
Un sencillo soplo, un ligero nudo del aire,
una semilla que escapa a la maleza del Tiempo,
nada más una voz que volaba cantando
a través de la sombra y la luz,
se desvanecen: no hay rastro de herida.
Enmudece la voz, más bien parece, un instante,
la amplitud sosegada, el día más puro.
¿Quiénes somos, que hace falta este hierro en la sangre?
(231)
 
 
 
[90 no son nada]
Philippe Jaccottet, de Leçons (1971)
Traducción de Víctor Bermúdez.
Original aquí.
 

[Guardaré en mi mirada]

Marie Hochhaus

 

Guardaré en mi mirada
como una rojez más de atardecer que
de alba
que convoca no al día sino a la noche
flama que se querría oculta por la noche
tendré esta marca en mí
de la nostalgia de la noche
aunque la atravesara
con una podadora de leche

(171)

 
 
 

 

 

 

Marie Hochhaus
 
Siempre habrá en mi ojo sin embargo
una invisible rosa de lamento
como cuando encima de un lago
pasa la sombra de un ave
(172)
 
 
 
 
Philippe Jaccottet, extracto de «Champ d’octobre», en Airs (1967)
Traducción de Víctor Bermúdez.
Original aquí.

«ÁRBOLES»

 

Marie Hochhaus
ÁRBOLES I
Del mundo confundido, opaco
osamentas y semillas
se arrancan con paciencia
para ser cada año
perforadas con aire

 

 


Marie Hochhaus

 

ÁRBOLES II
De un roble al otro si el ojo erra
es conducido con temblorosos dédalos
por enjambres de brillos y de sombras
hacia una gruta apenas más profunda
quizás ahora que no ya hay estela
no quede más ausencia ni olvido




Marie Hochhaus


ÁRBOLES III
Árboles, tenaces trabajadores
calando poco a poco la tierra
Así el corazón endurecido
quizás, purifica

 

 
 
Philippe Jaccottet, extracto de «Champ d’octobre», en Airs (1967)
Traducción de Víctor Bermúdez.
Original aquí.

«Campo de octubre» extracto

 

 

 La tierra toda entera visible

 

 

 

medible
llena de tiempo
suspendida en la pluma que se alza
cada vez más luminosa
(162)

 

Josef Hoflehner
 
 
PÁJAROS
Flamas que sin cesar cambian de aire
y apenas vemos cuando pasan
Gritos moviéndose en el espacio
Pocos tienen la visión tan clara
para cantar incluso en la noche
(165)
 
 
 
 
Philippe Jaccottet, extracto de «Champ d’octobre», en Airs (1967)
Traducción de Víctor Bermúdez.
Original aquí.

«Oiseaux, fleurs et fruits» extracto #3

Imágenes más fugaces
que el paso del viento
burbujas de Iris donde he dormido
¿Qué se cierra y reabre
suscitando ese soplo incierto
ese ruido de papel o de seda
y las hojas de ingrávida madera?
¿Ese ruido de útiles lejano
que parece apenas abanico?
Un instante parece vana la muerte
incluso el deseo se olvida en lo que 
delante de la boca del alba
se pliega y se desdobla


Philippe Jaccottet, extracto de «Oiseaux, fleurs et fruits», en Airs (1967)
Traducción de Víctor Bermúdez.
Original aquí.

EL INVIERNO

Galen Cheney
EL INVIERNO
Para Gilbert Koull
Supe sin embargo dar alas a mis palabras
las veía girar brillando en el aire,
ellas me condujeron hacia el espacio esclarecido…
Estoy ahí encerrado en el glacial diciembre
como un senil sin voz, tras la
            ventana
cada hora más sombría, erra en su
            memoria,
y si sonríe es porque atraviesa una calle alumbrada,
encuentra una sombra con los ojos cerrados,
            ahora,
y desde hace tantos años frío como di-
            ciembre…
Esta mujer lejana que arde bajo la nieve,
si yo me callo, ¿quién le dirá que brille todavía,
que no se absorba con los otros fuegos
__
en el osario de los bosques? ¿Quién me abrirá
en estas tinieblas el camino del rocío?
Pero ya, en la señal más frágil que he palpado,
la hora previa al amanecer se insinúa en la hierba.
(34)
Philippe Jaccottet, en L’ignorant 1957.
Traducción de Víctor Bermúdez.
Original aquí.

«Oiseaux, fleurs et fruits» extracto

 

Taraneh Ebrahimi
Toda flor no es más que de la noche
que finge haberse aproximado
pero allá donde se eleva su perfume
no puedo esperar entrar
por eso me perturba tanto
y me hace mucho tiempo vigilar
delante de esta puerta cerrada
Todo color, toda vida
nace donde la mirada se detiene
Este mundo no es más que la cresta
de un incendio invisible
 
Philippe Jaccottet, extracto de «Oiseaux, fleurs et fruits», en Airs (1967)
Traducción de Víctor Bermúdez.
Original aquí.
 

[El invierno, la tarde]

Sruli Recht
El invierno, la tarde:
                                    entonces, a veces, el espacio
parece una frondosa habitación
con cortinas azules cada vez más sombrías
donde se agotan los últimos reflejos del fuego,
luego la nieve se alumbra contra el muro
como una lámpara fría.
¿Dónde estará ya la luna que al alzarse
se limpia de todo polverío
y del vaho de nuestras bocas?
Philippe Jaccottet, en À la lumière d’hiver (1977).
Traducción de Víctor Bermúdez.
Original aquí.

[Escucha, mira: no es algo que surge]

 

 

 

Escucha, mira: no es algo que surge
de la tierra, viene de más abajo,
como una luz por olas, como un Lázaro
herido, estupefacto, por lentos aleteos de alas
blancas –cuando por un instante todo calla
y realmente es aquí donde estamos, despavoridos–
y tampoco desciende de más lejos que el cielo
a su encuentro con otros vuelos, más blancos
–para no atravesar las raíces lodosas–
¿y no corrían ahora unos hacia otros
cada vez más rápido, como lo hacen
los encuentros de amor?
Ah, piénsalo, sea lo que sea dilo,
di que eso puede verse,
que sabrás todavía correr de esa manera
pero bien escondidos en el áspero manto de la noche.
Philippe Jaccottet, en «À la lumière d’hiver» 1977.
Traducción de Víctor Bermúdez.
Original aquí.

El combate desigual

 

 

El Combate desigual
 
Gritos de pájaros en noviembre, falsedad de los sauces, así
            son,
las señales que me conducen de peligro en peligro.
Incluso bajo las rocas del aire están los pa-
            sajes,
entre lavanda y viña hilan también mensajes.
Luego la luz se derrama en la tierra, el día pasa,
otra boca viene reclamando
            otro espacio.
Grito de mujer, fuego del amor en la cama
            sombría, así
comenzamos a derribar al otro hacia
            aquí.
Nos arrastraremos ambos en la garganta cho-
            rreante,
con risa y suspiro, en un embrollo de
            plantas,
compañeros cansados que nada podrá ya
            desunir
si han visto sobre el nudo de sus cabellos la mañana
brotar.
                                                *
(Tanto protegerse del rayo con dos
            cañas,
cuando el orden de las estrellas se estropea
sobre las aguas)
 
 
 
«Le Combat inégal» de Philippe Jaccottet, 2010.
Traducción de Víctor Bermúdez
Original aquí.

La tinta será sombra

Me incorporo con esfuerzo y miro:
Hay tres luces, se diría.
La del cielo, la que desde allí arriba
se escurre en mí, se difumina,
y esa de la que mi mano traza la sombra en la página.

La tinta será sombra.

Ese cielo que me atraviesa me sorprende.

Nos gustaría creer que somos atormentados
para mejor mostrar el cielo. Pero el tormento
vence sobre esos vuelos, y la piedad
ahoga todo, brillando con tantas lágrimas
como la noche.


Philippe Jaccottet, Je me redresse avec effort et je regard, en L’encre serait de l’ombre
Traducción Víctor Bermúdez