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Stina Spadaro |
somos los huéspedes desconocidos
en la casa del mundo
el mar la ola el escollo
el navegante descubriendo
la ausencia de balizas
somos el ojo que ve al ojo
y la visión que nos borra
somos lo que miramos
al fondo de los ojos
y quién sabe qué somos
somos lo múltiple y lo único
la cosa y su contrario
la multiplicación de lo visible
el ojo abierto sobre lo invisible
somos la sombra de la sombra
que en la obscura claridad del sueño dormita
somos el rastro en la arena
somos cada letra del alfabeto
somos el oráculo y la ofrenda
la máscara suspendida en el árbol
el templo y el obsequio
a la luz muerta del templo
somos la pregunta
que no invoca respuesta
somos la pregunta y la respuesta
cuando son sólo una
somos el círculo
que se crea él mismo al infinito
damos pasos en los dos sentidos
el calendario de los hombres
tal como una escalera de horizonte
antes de ser invitados a atravesar
por un salto el vacío que nos separa
de nuestro nacimiento
oscilando entre embriaguez y terror
somos lo que sabemos
y lo que ignoramos
lloramos lágrimas de ámbar
somos la primera y la última palabra
la estrofa y el canto
y la boca que deseamos
atar a la cara del silencio
somos la mano insumisa
que traza el signo
el vértigo delante del abismo
abierto por el poema
aunque una palabra en nosotros dude en pronunciarse
alcanzamos lo más íntimo de la soledad
somos el paso y la marcha
el camino y la vía
y el último umbral que atravesamos
somos el lugar donde termina el mundo
ese donde comienza
Amina Saïd, extracto de «Seuil 5: De l’autre côté du soleil» en La Douleur des seuils (2002: 95-96)
Traducción de Víctor Bermúdez
Original aquí.