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Andreas Nicolas Fischer |
LA FELICIDAD
Pero nada calcina
el follaje
ni cierra el mar.
El día parece engastado al árbol.
Pasan las horas,
los pensamientos de luz.
¿Quién no sabría amar
de espaldas a la muerte?
Dejemos al cuerpo
verter sus oros sobre el alma.
Fernand Ouellette, en En la nuit, la mer (1980-1981)
Traducción de Víctor Bermúdez.