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Andreas Nicolas Fischer |
LA MAÑANA
La mañana sin atavío
alisa tu fatiga.
Se calma tu rostro
como un agua murmurante
se hace espejo
Otra vez te encuentras en el margen,
palabra olvidada que invade lo real.
Expulsando su vertiente,
lentamente la noche cae de tu cuerpo,
y limpia tus sombras
arranca tus pesadillas.
Apenas nocturna te acercas
a la ventana, sin abrir la palabra,
al llegar a la orilla del mundo
justo donde los árboles se ensamblan.
Aceptando la luz
recibes al pinzón,
y la onda pujante
desde el tordo en el suelo.
Avanzas hacia mí,
me ofreces el mar
en un destello de tus miradas.
Fernand Ouellette, en En la nuit, la mer (1980-1981)
Traducción de Víctor Bermúdez.