
de la memoria del mar
a los placeres de la tierra
de febrero a mayo
de las orillas de la noche desnuda
a las rocas sombrías del día
del alma al cuerpo
de la acogida hecha a la vida
a nuestra exigencia inagotable
del vacío a la presencia
del sueño a la vigilia
de la ausencia al sueño
de lo cercano a lo lejano
de la luna al sol
de los bordes de la sombra
a los brazos de la luz
de lo obscuro a la transparencia
de la vida a su contrario
de la piedra a la estrella
de la raíz a la rama
y de la ceniza al fuego
de la revuelta pura
a la sabiduría inquieta
del allá al aquí
de una lengua a la otra
de la supresión a lo visible
de lo visible a la trascendencia
de la forma a otra realidad
de la soledad al recuerdo
del vivir a su angustia
del horizonte al poema
y del poema al silencio
del origen al fin
del tiempo pasado al instante alado
de la infancia al exilio
y del exilio al final de ese exilio
de la desviación al retorno
de la máscara al rostro
del ser a sus posibles
de la audacia al don
y del canto a la gracia
del espacio al cielo
al de la tumba
de lo ínfimo al todo
de lo relativo a lo absoluto
de lo que no es a lo que es
de los signos del sueño
a los errores de la mañana
de la pasión al amor
del ojo a la orilla
de los muertos al destino
no dejamos de errar
en busca de un lugar
que no es lugar
(59-60)
Amina Saïd, de De décembre à la mer (2001).
Traducción de Víctor Bermúdez.
Original aquí.