
En el pavimento del nombre
has recogido esta materia alada.
Deletreaste en voz alta, proclamaste el soplido
la pesada cadena que rechina en el sueño
de las anclas en los puertos desconocidos —
Tu ojo pegajoso en la madrugada
intenta comprender, sajada por el remo
en lo untuoso de los grises, esta otra claridad.
Eso que has visto fermentarse en la carne
cuando la bóveda de las aguas se rompe de repente
sobre el portador de brasas, el secuestrador nocturno,
que has enterrado apresuradamente debajo de las noches
o en la aspereza del mediodía cuando la escalinata líquida
del fuego se prende en un cuerpo desconocido
y ensombrece su vientre de zarza espinosa.
(EJ, 16)
Lorand Gaspar, «Épiphanie» en Égée (1980).
Traducción de Víctor Bermúdez.
Original aquí.