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In Our Nature
Vine a leer la cueva.
Voy a bajar mi voz para que escuches
los muros que interpelan, para que reconozcas
la certeza que duerme en su textura, y en los poros
su voluntad de piedra envenenada.
Buscas lo extremo en la creación
la esencia y su improbable vértice en el centro.
Aquí, en la caverna, ¿cuál es la probabilidad de la
hermosura? Primero es necesario que un árbol se proteja
expulsando resina. Después su secreción atrapa
una fracción de vida diminuta y se endurece
(detrás de la brutalidad está el cobijo).
Al final la resina es enterrada por arenas o arcillas.
La tierra cubre todo.
Entonces se produce su conversión en ámbar,
la afinidad botánica y los seres extintos se conservan
inmóviles como acabamos todos, en la cueva
esa substancia fosiliza el temblor y la belleza.
En su interior la radicalidad despide
una secreta cuota de equilibrio. Así respiras
y lo que exhalas eleva un canto,
el soplo de tu pecho y las paredes
desprenden en el eco su memoria.
Debajo de la bóveda retumban
las raíces del hombre.