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Nishe |
Entonces hacia ti mi largo recorrido
para ganarme la palabra
«Yo, ¿qué era
antes de conocerte?»
un racimo de cóleras azotando las ruinas
el hombre en cruz y encapuchado
me abrió el cuerpo
traficó los órganos, desapretó el cerebro
dándome por muerto
sobre el margen del asfalto
algunos libros, algunos víveres
para disponer bien mi erosión
¿Qué era yo?
un racimo de cóleras azotando las ruinas
maldiciendo la ciudad
el odio tomaba cuerpo
lanzando anatema sobre anatema
a la cabeza de las cobardías
de las traiciones
y de los fósiles valores
el odio tomaba cuerpo
la muerte de Dios
y la nueva barbarie
ni esta, ni aquella
en el laberinto del orgullo
Y entonces tu mano
y la ternura del mundo
lo que los libros no me han enseñado
lo que las calles no me han enseñado
lo que sólo la cuenca me murmuraba
lo que sólo la arabesca me sugería
cuando nací a la contemplación
Tu mano de adivina
inundada de auroras
que tomo
ajustando dedo a dedo
juntando las líneas
verificando su materialidad
sintiendo su fluido, su filtro
enlazándome a las fuerzas originales
Yo
¿qué era?
un racimo de cóleras azotando las ruinas
apenas despertando
a la gran miseria social
en un universo de convulsiones
temía el fin
temía el comienzo
pero piafaba, coceaba, mordía
escalpado en mi carne y en mis ojos
maldecía nuestra vergüenza
la espera y la conformidad
concibiendo la más enorme ira
contra los agresores de nuestra historia
(111-112)
Abdellatif Laâbi, extracto de L’Arbre de fer fleurit (1974)
Traducción de Víctor Bermúdez.
Original aquí.