Fui esta otra
en el aturdimiento de errancias inciertas
del tiempo en que vestida de agua pura y de soles lisos
crecía aún sobre una tierra verdadera
del tiempo en que esperaba todo del alba
de la noche inmortal del engaste del día
de mi gemelo de sangre y de palabras
del tiempo en que nuestros encuentros
eran siempre una primera vez
del tiempo en que antes de comprender adivinaba
me diluía en jardines olvidados
del tiempo en que la vida se no se imaginaba otra
en que reivindicaba un lugar
en la clara desnudez del mundo
en que conocía los secretos del instante
en que mi sangre luchaba en las venas del poema
en que el silencio precedía las palabras
prestándole su visión del tiempo en que las palabras
eran pájaros sin raíces
pájaros de pasión en el cielo pesado de la espera
cayendo como en un sueño al final del día
del tiempo en que soñaba con los ojos abiertos
en que me obstinaba entre lo visible y lo invisible
en que buscaba la luz más grande
del tiempo en que la muerte no había sido inventada
mujer crepuscular
extrayendo la ofrenda de las palabras del pozo del vacío
tuve todas las edades, nada me queda
he dejado una huella del cuerpo
en la noche agrietada de las ciudades
nada más que una etapa sin sosiego
mujer crepuscular entregada a las fallas
de la sombra a la máscara detrás de los rostros
la ausencia se mide al azul del silencio
el tiempo me dibuja con nuevas fronteras
sobre la sal de la página
se proyecta la sombra interior
necesito un tiempo de ruptura
que continúe la errancia
(13-14)
Amina Saïd, Au Présent du monde (2006)
Traducción de Víctor Bermúdez.
Original aquí.